¿Por qué votar?

Juan Ayala es académico del Departamento de Estudios Humanísticos de la UTFSMVotar es un deber porque “la patria es el don”, repito, la patria es el don. La patria constituye la escencia, es el “ser común” que se dona gratuitamente a todos. El ser en su escencia no tiene género, no tiene casa ni cosa, no tiene dueño, es atemporal y omnipresente, es así porque en él se reconocen todos los géneros, todas las etnias y todas las lugaridades. Su omnipresencia lo instala en todo momento y en cualquier lugar. La patria no debe confundirse con acaramelado patriotismo, la patria es el respeto a nuestros padres, y a su vez a los de ellos, y sucesivamente hacia atrás hasta el origen mismo. Incluso aunque no los hubiésemos conocido, ellos nos legan el apellido, con su carga de riquezas y dolores, y en nuestro caso ese gen cultural se llama Chile.

La condición común de la patria es menester verla de alguna manera, mantenerla viva y proyectarla, desde la contemplación de lo visto porque se ha vivido. Los trasandinos la han recogido mediante compilaciones gráficas. En el título “Surtido, 268 imágenes del alma Argentina”, de Gabriela Kogan, ediciones del Nuevo Extremo, año 2008, un libro de pequeño formato, nos ofrece una cuidada relación icónica que en 268 páginas, admite recordar, validar, sentir el pasado, y por inferencia aprender de este. Comienza con el mapa político fotografiado desde un globo terráqueo, la única proyectiva real. Recordemos que toda otra representación es falsa, la peor de todas, la Mercator; mejor y difícil de usar y entender, la de Goode. El texto entrega entonces una primera imagen potente, real, tan real como la segunda, el aperitivo argentino, el vermut con papas fritas, para luego sucederse Carlos Gardel y el popular automovil “Torino”, símbolo de su industria automotriz (se vendieron 99.972 vehículos). Desfilan por sus páginas las madres de Plaza de Mayo, símbolo de resistencia pacífica; Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; Eva Duarte y Juan Domingo Perón; la vírgen de Luján; la hinchada de Boca más conocida como “la 12”; el glaciar Perito Moreno; el médico argentino más conocido en todo el mundo, el “che” Guevara; también aparece y a mucho honor la “escuela pública” laica, libre y gratuita; y a mucha tristeza el billete de un millón de pesos, símbolo de la inflación de los 70. Y por supuesto la birome, el lápiz de pasta, creación del argentino Ladislao Biro, y no podía faltar Mafalda, la creación de Quino.

Revisado el libro “Surtido”, nos obligamos a pensar cuál sería la versión chilena. Atrevo unas líneas. El pisco sour, Violeta Parra y Víctor Jara, la Mistral y Neruda, la vicaría de la solidaridad, la virgen del Carmen, la Garra Blanca, la laguna San Rafael, una tronadura de Chuquicamata, empero también deberíamos proyectar lo que viene, las comunidades indígenas, las marchas por la igualdad, la alameda de Santiago muy viva con 100.000 manifestantes. También llorar lo que aborrecemos, las filas de los consultorios, la indignidad del TranSantiago, la polución en Pudahuel, Ventanas o Concón. Y por último reconocer las deudas pendientes, un sello postal o numismático que cada chileno porte en sus bolsillos, con la efigie de André Jarlan o Roberto Matta.

Decíamos la patria es el don, agregamos, la nación es la tarea, que debiera involucrarnos a todos. A pocos días de las próximas elecciones presidenciales sabemos que no se juegan 4 años de más democracia, se define el pivote del cambio o de la continuidad, pero lamentablemente nos ha faltado tiempo para hacer un verdadero ejercicio de memoria y proyección. Recién empezamos a cuestionar nuestro modelo de desarrollo político-económico, recién ponemos en duda la pertinencia de los liceos de excelencia, del lucro en la educación, del destino del vuelto del supermercado, de la eticidad del paso de ministro a asesor empresarial (Concertación), o lo que es lo mismo, de gerente a ministro (Alianza).

El unjido el próximo 11 de marzo de 2014, debería tener como primera tarea, que cada chileno haga sentido al valor de la patria, solo desde ella las mezquindades propias de la condición humana posibilitarán el proyecto de la nación. Los padres nos legaron la patria, los hijos debemos contribuir a la tarea inconclusa de la nación, cuestión que solo será posible si todos se sienten integrados, pero integración significa en un limitado marco de espacio y tiempo, nuestro Chile de 4 años, que hay que perder algo, sobretodo los que más tienen. Habrá entonces dolor en ese trance de la nación a la patria, habrá un dolor en ese donarse, dar hasta que duela decía otro olvidado, el jesuita Alberto Hurtado, quien debería encabezar nuestra edición chilena de “Surtido, 268 imágenes del alma chilena”, que debiera invitar a editar el futuro presidente. Presidente, debe usted trascender desde el ser de la nación que habita en un marco regulado de tiempo y espacio, al ser de la patria, atemporal y omnipresente, de usted depende que la nación se proyecte al estatus de patria, y eso no se hace mediante un programa político ni se expresa en un debate televisivo, eso se concreta en una filosofía del buen gobierno y durante todos los días de su mandato. ¿Estará usted a la altura?. Por ahora solo cabe esperar que los votantes piensen por un momento en la cámara secreta, por todo ello hay que ir a votar. No se deje presionar tómese todo el tiempo que necesite, sea por un momento omnipresente y atemporal, en la cámara usted es la patria.

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