“Tiramos al vedetto a la piscina. Lo golpeamos, le dimos sus buenas nalgadas y nos bañamos ‘en pelota’ con él. Incluso se me perdió la ropa”, cuenta una asistente social que, en rigor, no recuerda con precisión la última despedida de solteras a la que asistió, pues había bebido mucho.
La joven profesional, que expresamente pidió que no se mencionase su nombre, es oriunda de Talca, y agregó que la fiesta incluía gran producción con globos, copas, y chocolates eróticos.
Una joven dentista, que también prefirió no revelar su identidad, cuenta que participó de una fiesta en que “el vedetto, dentro de los bailes con la novia, era toqueteado completamente y él ponía sus partes íntimas casi en la cara de la festejada. Él la manoseaba también, pero no frecuentemente, como pa’ que pasara piola. Ese vedetto se quedó sin ropa y sus cachetitos fueron bien acariciados”, remata entre risas.
Susana, una ingeniero viñamarina, cuenta que “a principio de año tuve que organizar una despedida e invitamos un vedetto. Él se trataba de sentar encima de las invitadas y todas huían despavoridas porque a ninguna le gustaba. Después yo fui a dejar al socio y ahí conversando con él, me contaba que estaba frustradísimo, que en todos lados las minas juntaban en el lugar más lucas para que se quedara un rato más y que hasta se lo tiraban. Me hablo más de las invitadas que de las novias. Se está poniendo de moda ‘el contratar vedettos’ y los locos principalmente bailan pero después están dispuestos a todo lo que les pidas si les puedes pagar”.
A la luz de los testimonios recogidos, todo indica que las despedidas realizadas en las propias casas no abundan en desenfreno. No obstante, esta tónica cambia diametralmente cuando ellas van a los femeninos (show exclusivos para mujeres que incluyen vedettos y se realizan en discotecas) o se arrienda un inmueble.
Una estudiante de psicología de la Universidad Valparaíso confirma que el desenfreno es total. Hace unos meses fue invitada a la despedida de solteras de una amiga de infancia, que se festejó en un local nocturno frente al parque Italia. Allí, ciertamente impactada, vio cómo amigas de la novia bailaban entre ellas, en contorsiones rayanas a lo lésbico. Al rato apareció el vedetto con una diminuta zunga de cuero, quien se subió al escenario junto a la novia y dos de sus amigas. Estas últimas comenzaron a desvestirla, mientras ella también se despojaban de sus prendas. En cosa de segundos estaban completamente desnudas. Acto seguido, el bailarín también se quitó su ajustado calzoncillo y tomó a la festejada en sus brazos, simulando una cópula. La universitaria, completamente consternada, precisa que incluso consumaron el acto sexual por un par de minutos. Sin embargo su incredulidad no llegó hasta ahí.
Al poco tiempo le tocó asistir a otra despedida en el Seria Tutix, donde hubo una escena muy similar. Pero el stripper se fue con la novia a otro lado.
Elizabeth, residente del sector de Santa Inés, organizó la despedida de su mejor amiga (quien hoy vive en Iquique). Para celebrar sin tope, cuenta que arrendaron una cabaña, compraron varias botellas de pisco y ron, y para comer hicieron algunas pizzas y picoteos varios. Además, contrataron los servicios de un vedetto que, en rigor, sólo iba a bailar. Tras media hora de sensuales danzas con la novia, prosiguió la fiesta. En tanto el bailarín se fue a vestir a una de las piezas. Entre la música fuerte, el grupo de invitadas y la novia incluida, no se percataron que Marcela, una de las amigas de la novia y casada hacía un año, se había perdido. Extrañadas comenzaron a preguntarse por ella hasta que escucharon alaridos que provenían de la habitación donde se estaba vistiendo el stripper. “Nos acercamos para escuchar y corroborar lo obvio”, finaliza entre risas Elizabeth.
Una joven periodista recuerda claramente la más “atrevida” despedida en que estuvo. “El vedetto estaba desnudo y la novia se tapaba su cabeza con su polera y le hacía una felatio (sexo oral). Ella se ocultaba para hacerlo, pero todas cachamos. Después se encerró en el baño con él y dijo que sólo habían atracado. Ella le propuso por todos los medios que se quedara a otro show, que ella le pagaba, pero él tenía compromisos en otro lado. De hecho se fue y en la puerta ella volvió a atracárselo”, describe.
Al parecer, el nuevo rol de la mujer se ha tomado en serio y, claramente, en alegre. Los varones ya no pueden presumir de sus orgiásticas veladas. Las cosas, al menos en términos de festejos, se han equiparado.
Informative content, In bachelor party you can drink all night but between the beer and the strippers, wouldn’t it be fun to have a few bachelor party games such as Despedida Soltero.
Muchas gracias por tu aportación. Feliz semana.
Fiestas de golfas y nacos vulgares… y luego se quejan cuando los maridos se van a otro lado.