“Bombal” (2011), dirigida por Marcelo Ferrari, salva esta prueba sólo de manera parcial; apoyado en parte por las grandes actuaciones, especialmente de Blanca Lewin como la escritora viñamarina María Luisa Bombal (1910-1980) y Alejandro Goic como el pintor argentino Jorge Larco, su primer esposo.
Otro asunto importante en este tipo de cintas es que se debe elegir un aspecto determinado o un período de la vida del personaje, porque abarcar toda su existencia es imposible y sin sentido. En este contexto, Ferrari elige el período de Bombal, luego que llega desde Buenos Aires hasta que emigra a Estados Unidos; es decir su etapa más turbulenta, desde el punto de vista sentimental.
Y en este punto es donde radica el mayor problema del filme de Ferrari: el prisma con que se mira a Bombal, su fijación desmedida y sin freno por Eulogio Sánchez (Marcelo Alonso) y su alcoholismo; deja en segundo lugar la mayor de sus pasiones: escribir, que es la razón por la cual será siempre recordada, por la belleza y originalidad de su obra.
Ferrari, cineasta chileno de 50 años, y que antes había dirigido el largometraje “Subterra” (2003), se engolosina con la Bombal vehemente e impulsiva, dejando un poco de lado a la Bombal intelectual, que estudió teatro en La Sorbonne y tuvo como compañero a Artaud; y que en Buenos Aires fue gran amiga de Borges y García Lorca y respetadísima por su novela “La Ultima Niebla”.
Estos problemas de visión y de guión, que fue elaborado por Ana María del Río y Paula del Fierro, se intentan mejorar con una cámara que prioriza los primeros planos y con una iluminación acorde con los espacios cerrados que predominan en la cinta; y que, suponemos, simbolizan la oscura realidad amorosa de la Bombal por esos años. Pero, la verdad, se echa de menos a la deslumbrante Bombal escritora que, como Juan Emar, fue relegada injustamente del Premio Nacional de Literatura.
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