Hoy día, en que gran parte de lo que hacemos está asociado a las actividades espaciales (Comunicaciones, GPS, TV, Percepción Remota, Meteorología y otras), resulta ser que todavía en Chile no tenemos una Agencia Espacial que se haga cargo de estos temas. Efectivamente, luego de haber estado bajo el alero de la Subsecretaría de Aviación y de la de Economía, la “oficina asesora presidencial” que lleva el nombre de Agencia Chilena del Espacio, ACE, nuevamente arriesga su desaparición o quedar en manos de la entidad de gobierno que quiera o pueda incorporarla en su orgánica asumiendo los costos que ello significa, ya que no tendría presupuesto para el próximo año 2012. Esta es una nueva oportunidad para que el Gobierno asuma la responsabilidad de la dirección estratégica de las actividades espaciales, reconociendo que ellas representan no sólo un factor de progreso y desarrollo para las áreas productivas y una fuente de información para la toma de decisiones de ordenamiento territorial y de apoyo a las catástrofes nacionales, sino además una fuente inagotable de inspiración y escenario disponible para el desarrollo de las ciencias y la tecnología en nuestro país.
Pero no se trata de definir si se pone ahora al alero de Agricultura o de Bienes Nacionales o Relaciones Exteriores; sino que hay que entender que, además de observar la Tierra y mejorar nuestra calidad de vida actual en ella, existen también la Astronomía, la exploración planetaria, el monitoreo de cuerpos cercanos a la Tierra, la observación del espacio profundo y el desarrollo de las ciencias biomédicas y del conocimiento humano, además de la necesidad de legislar y reglamentar las actividades que se realicen en el entorno espacial y los cuerpos celestes, así como el desarrollo de nuevas tecnologías para la agricultura espacial y el asentamiento del hombre en otros planetas, por poner algunos ejemplos. Estar presente en lo anterior implica un gran potencial de desarrollo para nuestro país al estar en contacto y, eventualmente, ser partícipes del desarrollo científico y tecnológico de la humanidad, con oportunidades que hoy existen y que se podrían aprovechar en beneficio de la educación de nuestra juventud. Hay que entender ya, que no se trata de ciencia ficción ni del sueño egoísta de algún científico: se trata simplemente de abrir caminos para el desarrollo del país en áreas que hasta ahora se abren paso por sus propios medios ante el resto del mundo.
Chile requiere y se merece una Agencia Espacial dependiente directamente de la Presidencia de la República, que sea capaz de definir los polos de desarrollo estratégico y actuar transversalmente en la coordinación de esfuerzos internos y externos a través de los distintos Ministerios, respaldando a todos los actores y sectores del país, que lo asesore de primera fuente en los aspectos técnicos de esta moderna herramienta de desarrollo, tal como es en todos los otros países con vocación de desarrollo. El Gobierno debe reconocer la importancia de que un país integrante del OCDE sea también un interlocutor válido al momento de hablar del desarrollo de la Ciencia y Tecnología, especialmente hoy que enfrentamos una revisión global de nuestro sistema educacional, que debiera entregar al futuro generaciones capaces de mejorar las condiciones de vida que hoy les estamos heredando, proyectándose más allá de los límites que presenta nuestro conocimiento científico. La comunidad científica está atenta y dispuesta a colaborar en esta tarea que pertenece al Gobierno por sus implicancias; pero también se espera que esta vez la decisión acerca del futuro de la ACE sea evaluada y consensuada y no parezca el “remate al mejor postor” de una entidad que parece sobrar en todas partes, sólo porque no es de creación propia en su origen.
Comparto plenamente con el autor, creo que la decisión de terminar con la «Agencia Espacial» en la práctica, es una de las peores decisiones que la Subsecretaría de Economía ha tomado en el ultimo tiempo, más allá de toda consideración en no entender nada del desarrollo productivo del país, que cada vez más depende de la información oportuna y fiable en todos los campos, información que es provista en gran parte en todos los países desarrollados por las tecnologías de la percepción remota y de la investigación espacial. Con esta decisión el país ha retrocedido a lo menos 30 años en esta materia, dejando sin conexion a la sociedad civil con el desafío que implica la puesta en operación del satélite chileno que se pone en órbita el próximo mes de diciembre y de tener éxito Chile contará con datos de alta resolución, pero sin organismo civil que coordine, sin iacceso a los investigadores y a las instituciones privadas y públicas, convietiendo un proyectoi civel-militar sólo en militar. Es facil destruir y muy dificil construir, ya lo sabe este gobierno por experiencia propia.