Un severo régimen alimenticio (“comen puro filete y carnes bajas en grasa”) y un exigente entrenamiento en el que incluso se ocupan trotadoras eléctricas, sumado a una contundente ingesta de vitaminas, hacen que, según Jorge, se logre un pitbull de pelea. “Si ves uno en la calle te puedes dar cuenta, pues su musculatura está muy marcada. Ahora todo esto te puede llevar a gastar hasta unos doscientos mil pesos en un par de meses”, concluye.
Ante la pregunta sobre la veracidad de que antes de las peleas los perros son inyectados con cafeína o broncodilatadores, Jorge negó tajantemente tal aseveración. “Un perro inyectado te puede durar unos minutos pero después se cansa y pierde. Lo que se hace es tenerlos ligeramente deshidratados pues así sangran menos”.
Sobre las presuntas apuestas que se podrían suscitar y que son tan comunes en juegos similares como las peleas de gallos, este pitbullero aclara que esto es como un deporte profesional, donde los dueños hacen batir a sus cachorros por “mero orgullo”. A veces he visto que se juegan 30 ó 40 lucas, pero eso es bastante poco en relación a lo que cuesta el entrenamiento”.
Finalmente, al preguntarle sobre la frecuencia que se dan estas peleas, recalcó que “los que estamos en el ambiente podemos obtener esa información, pero siempre se están haciendo. Pero el grupo es cada vez más cerrado, pues saben que los pacos o periodistas quieren infiltrarlos”, sentenció.
LA VOZ MÉDICA
Entre los veterinarios del Gran Valparaíso es secreto a voces que cada cierto tiempo se recibe a un perro con heridas nada azarosas. La médico Claudia Bilbao cuenta que “hace un buen tiempo -más de un año- recibí un pitbull con una mordedura en el cuello, que evidenciaba haber participado en una pelea. Además tenía las orejas cortadas. Sus dueños se las cortan pues en las peleas son lo primero que se atacan ya que sangran mucho”.
El facultativo Cristian Tapia, que atiende en Reñaca, pese a no poder asegurar con total certidumbre, ha escuchado a través de conversaciones informales que se realizan estas riñas programadas entre canes de gran tamaño. El veterinario indica que los singulares adiestradores de los perros de pelea “tendrían como hábito llevar a sus perros a basurales donde deambulan los mestizos (o filtros) donde los sueltan para ver cómo los matan. Incluso graban estas atrocidades”.
A su vez, Carl Will, director de la escuela de Veterinaria de la Universidad de Viña del Mar, precisa que aunque no ha conocido con certeza de las peleas, es sabido que estos animales “son sometidos a regímenes alimenticios especiales, fuertes en proteínas, vitaminas y anabólicos, algo muy parecido a lo que hacen aquellos que practican físico culturismo. También los hacen arrastrar pesos para estimular su musculatura”.
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