Bajo la excusa de la distancia, la Dirección Nacional de Cultura y las Artes sacó esta semana a una de sus directoras regionales que más dolores de cabeza le dio a la clase política de Valparaíso: Mariana Silva Cutbill, una empresaria del sector turístico de Quillota que llegó al cargo “amadrinada” por Lily Pérez, en agradecimiento al fuerte respaldo que le brindó en su campaña a senadora.
Sus 12 meses de gestión fueron -según fuentes del CNCA- pobres en logros y objeto hasta de indagaciones de la Policía de Investigaciones (PDI), luego que se descubriera que obtuvo su licencia de enseñanza media por un extraño sistema alternativo que el programa Chile Califica reservaba para fines laborales, que no era el caso. Ella aseguró en esa oportunidad que utilizó esa vía porque no tenía certificado de enseñanza media, el colegio en que estudió ya no existía y que en la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Educación no podían entregarle una acreditación porque el inmueble en que estaban dichos documentos se había clausurado a causa del terremoto del 2010.
Pero también hubo un episodio que no fue ventilado durante su gestión. Según antecedentes a los que accedió TP, ella declaró en su currículum y en la declaración de ingreso al servicio público que tenía el título universitario de Bibliotecaria Bilingüe, obtenido de la Bunkerhill Comunity College Boston, en Estados Unidos. Como no pudo acreditar la veracidad de sus estudios, el Estado decidió finalmente quitar la asignación profesional en los sueldos.
«Me voy con la frente en alto»
Mariana Silva Cutbill dice que es la última llamada que contesta para hablar del tema que superó su paciencia. Ayer -agrega- alguien le rompió una llanta de su Land Rover mientras estaba estacionado en la Intendencia. «Llevo un año en esto y los primeros siete meses fueron un ataque despiadado hacia mi persona por parte de los dirigentes sindicales. Sin embargo, logramos corregir todos los problemas que habían y algunos funcionarios no continuaron», agrega la ex seremi de cultura de la región de Valparaíso.
«Me costó armar el equipo y conseguir apoyo desde Plaza Sotomayor (sede nacional del CNCA) y que se lleven la oficina a valparaíso era algo que no esperaba. He dejado familia, he dejado negocios, porque tengo un cariño muy grande a mi país. Esto no lo he hecho por plata, la cultura es mi pasión, puedes consultarle a los alcaldes (hoy recibe un homenaje en Petorca)».
«Viví 30 años en EE.UU. y mi licencia de enseñanza media estaba bajo escombros por el terremoto y nunca encontraron ninguna irregularidad. Me han hecho siete querellas y ninguna fue acogida. Yo soy bibliotecaria bilingüe en EE.UU., yo tengo el informe del colegio donde trabajé y que presenté al CNCA».
¿Estudió y se graduó de bibliotecaria bilingüe?
«Sí, por supuesto, también estudié administración de empresas. Trabajé en Madison Park High School (1978-1980). No importa que acá no tenga mis papeles. No he cometido ninguna falta y me voy con la frente en alto».
otra hilachita de la nueva forma de goberrnar.
La «señora» no es de los trigos limpios.