Todos se creen con derecho a opinar respecto al posnatal de 6 meses, si se extiende sólo para las mujeres de menos ingresos, o si se debería considerar también a las profesionales que ganan sueldos sobre los $650 mil. ¡Yo no sé desde cuándo ganar un poco más de $600 mil te hace millonaria! Piensen en una mujer jefa de hogar que gana $700 mil, que paga dividendo, que obtuvo la casa sin subsidio, más las cuentas de servicios básicos, colegio de la hija mayor, locomoción, alimentación, salud y todos los gastos mensuales que todos conocemos, ¿de dónde se supone que saca para pagar la sala cuna?
Esta mujer no tiene derecho a una sala cuna pública, ni tampoco a posnatal de 6 meses según lo sugerido por el proyecto que enviará el Gobierno al Congreso. Y si trabaja en una empresa de menos de 20 mujeres tampoco tiene derecho a que se la pague su empleador. “No se pueden extender las leyes sociales a todo el mundo”, como dicen los que defienden la propuesta oficialista. Realmente molesta ver cómo todos opinan tan sueltos de cuerpo sin analizar primero todas las realidades.
¿Y qué pasa con la lactancia materna exclusiva, supuesto motor impulsor de la iniciativa? ¿Acaso el bebé de esta mujer profesional que comete el crimen de ganar $700 mil, no tiene derecho a tener a su madre al lado para crecer sano y fortalecer sus defensas? Y para rematar, comienzan a amenazar con mayor fiscalización de las licencias, lo que hasta ahora había sido la única alternativa de esta mamá. ¡Horror!
Si esta mamá se queda sin posnatal de seis meses, tendrá a un pequeño bebé de 84 días, indefenso, al que tendrá que dejar -en el mejor de los casos- en la casa de alguna de las abuelas cuando éstas puedan recibirlo, saliendo con el frío de las mañanas, con riesgo a contraer enfermedades lo que implicará de igual forma licencias por enfermedad del hijo menor de 2 años, generando el mismo problema al empleador. ¿Dónde está la solución?
Valoro la instalación del debate, pero es imprescindible realizar las modificaciones necesarias para que no haya bebés de primera y segunda categoría. El postnatal debe ser universal, sin flexibilidad y manteniendo el tope de los tres primeros meses. Estamos hablando del futuro de Chile, los niños necesitan a sus madres, y el Estado no puede seguir negando esa posibilidad.
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