Fe de erratas

Daniel AvendañoNunca hojeo los suplementos publicitarios que se adjuntan  en las ediciones dominicales de los diarios, pues la mayoría son de ropa femenina y de tecnología, artículos que no suelo comprar. Tampoco los miro pues no creo en los precios de los productos que se promocionan: éstos muchas veces son corregidos en la edición del siguiente domingo. No es raro, sino bastante frecuente, encontrarse con un cuadrito impreso en blanco y negro indicando que aquel fabuloso televisor de 32 pulgadas que se anunciaba la semana pasada no costaba 40 mil, sino 140 mil. Al parecer, los subterfugios de la disculpa descansan, según los que cometieron el “infortunio tipográfico”, en la ingenuidad del lector-consumidor que, seguramente, corrió entusiasmado a la multitienda a comprar la ganga de televisor que promocionaban.

En rigor, lejos de una estrategia publicitaria, es una estratagema mala leche. Los dueños de la multitienda lo que logran es que el consumidor entre a la tienda y compre, sin importar si lo quiere o lo necesita. Ya adentro del local, llevará lo que el dinero o crédito le permita; aunque en ese caso, la decisión de compra recae fundamentalmente en el individuo. Lo que se critica es la publicidad alevosamente engañosa. No es un problema de interpretación, sino una planificada distorsión de la información.

Pero esos cuadritos de fe de erratas, ya no sólo dicen que el artículo en cuestión costaba más caro de lo que se había dicho originalmente (siempre es así, nunca se equivocan al revés, es decir, que el televisor costaba incluso menos). Hace algunos domingos, un matutino capitalino publicó una fe de erratas casi de culto. El aviso rectificaba las características de un teléfono celular, precisando que “donde dice: reproduce videos y mp3, debe decir: no reproduce ni videos ni mp3”. Por primera vez en la historia criolla, los dueños de una multitienda iban en contra de todo precepto publicitario y noblemente le advertían al consumidor las cualidades que carecía el aparato promocionado. Lástima que el aviso no fuera más grande y agregara que el mentado teléfono tampoco “abría el portón eléctrico, ni tenía cámara de alta resolución incorporada”. Pero no hay que desanimarse. Seguro que el próximo domingo vuelven a rectificar lo que “erróneamente” no informaron.

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