Por momentos parece que la figura central es Marcelo Bielsa y su particular forma de hacernos entender, y de paso jugar, el fútbol desde que asumió la jefatura técnica de la selección. Sin embargo, no resulta tan extraño que los responsables del documental Ojos Rojos -Juan Ignacio Sabatini, Juan Pablo Sallato e Ismael Larraín- delaten su encadilamiento por el rosarino cuando, por largos minutos, se detienen en las miradas perdidas, en las frases sincopadas y las gesticulaciones obsesas del actual estratega de la Roja de todos.
La devoción que ha provocado el “Loco” –desde la más furibunda hasta la más racionalizada- es, seguramente, el más esperable resultado de un proceso que nos instaló en el mundial de Sudáfrica. Una historia que partió muy a la chilena, con derrotas resignadas antes del pitazo inicial, pero que concluyó con un final feliz gracias a la firme creencia en que, tal como se hizo este documental, los resultados alegres se obtienen cuando el trabajo se toma con la máxima seriedad.
La generación espontánea de comentarios –a favor y en contra- de cómo se hizo, qué se muestra y obviamente qué faltó en este documental, es inacabable. Pues, al igual que cuando juega la selección, los espectadores se transforman con una facilidad única en técnicos desde las cómodas gradas y, en este caso, butacas. Lo cierto es que con “Ojos Rojos” , las minucias se dejan de lado, y uno prefiere sumarse a aquella realidad ilusa de ganar durante noventa minutos.
Revise el trailer oficial. Si no puede verlo, pinche acá.
Nota publicada el 7 de mayo de 2010
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